Un sencillo análisis del margen bruto dará un valor añadido a nuestro asesoramiento fiscal
Dada la situación de crisis que atravesamos y la competencia de precios que estamos viviendo, es ventajoso aportar un valor añadido al trabajo de asesoramiento fiscal. Por esto, aconsejamos revisar los márgenes de las actividades de las sociedades de nuestros clientes con el fin de hacerles llegar un informe más completo y que se adapte mejor a las necesidades de cada momento.
¿Cuál es el margen de beneficio bruto? ¿Qué nos indica?
El margen de beneficio bruto se calcula dividiendo el beneficio brutopor las ventas totales.
Margen de beneficio bruto en % = (Ventas - Gastos) / Ventas
Esta cifra representa el porcentaje de beneficios que una compañía tiene después de asumir los costes básicos de la producción. Si el margen de beneficio bruto se mantiene constante o al alza, indica que los precios se están ajustando correctamente. Un mayor margen bruto sobre la competencia puede significar una mayor rentabilidad de las ventas o un mejor control de los costes de producción, en definitiva, una mejor marcha de la empresa desde un punto de vista operativo. Con un margen bruto decreciente hay que ser consciente de la necesidad de ajustar los precios o los costes incurridos.
Otro análisis interesante para medir la tasa de beneficio neto de la empresa es calcular el margen de explotación. Este se calcula minorando al beneficio bruto otros gastos de explotación (sueldos y salarios, amortizaciones, gastos de administración, tributos etc.) y dividiéndolo por el volumen de ventas totales. En el caso de obtener un margen bruto positivo y un margen de explotación negativo puede significar que la empresa tenga una estructura de costes fijos que no puede ser absorbida por los ingresos generados.
En aquellos casos en los que nuestros clientes tengan distintas líneas de negocio, es recomendable analizar por separado los márgenes de explotación de cada producto para analizar la rentabilidad de cada uno de ellos.
El Test Ácido, cómo se interpreta y por qué es importante que las empresas lo "aprueben", poniendo como ejemplo un caso real de una sociedad limitada española.
El Ratio de Test Ácido nos indica el grado en que una empresa es capaz de atender las deudas que vencen a corto plazo con sus activos más líquidos, es decir, Clientes, Tesorería e Inversiones Financieras a corto plazo. En principio, cuanto mayor sea el valor de este índice, mayor será la solvencia a corto plazo.
El valor de este ratio lo podemos calcular de la siguiente forma:
Ratio de Test Ácido =
Activo corriente – Existencias
Pasivo corriente
Lo ideal es que este ratio sea mayor que 1. En caso contrario, la empresa puede tener problemas a la hora de hacer frente a las deudas a corto plazo. Esta situación se puede corregir vendiendo existencias. Ahora bien, la realidad de las empresas españolas muestra que el 44% de ellas están por debajo del valor óptimo.
Consideremos un ejemplo real de una empresa del sector Comercio al por mayor de prendas de vestir y calzado cuyo ratio de Test Ácido es solamente de 0,28 (es menor que 1 y además mucho más bajo que el sector). Esto indica que la empresa dispone de solamente 28% de sus activos líquidos para cubrir las deudas a corto plazo, o dicho de otra manera, sus deudas a corto plazo son un 72% superiores a sus activos líquidos.
Por otro lado, tener un valor muy superior a 1 puede significar que no estamos gestionando los recursos adecuadamente, puesto que esos activos líquidos que nos “sobran” los podríamos utilizar de una manera más eficiente, invirtiéndolos, por ejemplo.
Este ratio es muy significativo a la hora de evaluar la capacidad de pago a corto plazo, pero es importante que estudiemos este ratio en conjunto con otros indicadores de la empresa para obtener una imagen completa de la calidad crediticia de la compañía. Para hacer este tipo de análisis, entre los muchos factores que lo componen, es muy útil conocer los indicadores de Liquidez, Solvencia y Fondo de Maniobra como podemos apreciar en la imagen.
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