LA CONVIVENCIA Y EL CONFLICTO ESCOLAR

La escuela, como institución educativa, es una formación social está formada a partir de la sociedad y a la vez expresa a la sociedad. Lo que se habla en cada escuela, es el lenguaje particular de la sociedad. Por tal motivo, no es indiferente a la grave crisis socio política en la que está inmersa y que como ciudadanos nos afecta.

La escuela por ser una institución al servicio de la comunidad, está permeada por los efectos producidos en las situaciones sociales propias de cada contexto. De allí que estas condiciones particulares influyan tanto en la singularidad de cada uno de los actores como también en el colectivo institucional que conforman, y se pone de manifiesto en hechos concretos y observables. Se debe tener en cuenta que la convivencia consiste en habitar un espacio o época con otros. Enmarcando el concepto en el ámbito escolar, este hace referencia al conjunto de relaciones interpersonales en el centro entre todos los miembros de la comunidad educativa. Es decir, las interrelaciones entre los diferentes integrantes que forman la comunidad escolar y que influyen significativamente en el desarrollo ético, socioafectivo e intelectual de los estudiantes. Por otra parte el conflicto escolar posee varios matices y todos relacionados con violencia. Entendida como el daño real, la intención o amenaza de llevar a cabo daño o perjuicio a una o más personas». Del mismo modo, esta se relaciona con el comportamiento que puede causar daño o miedo a otra persona tales como el acoso o la persecución.

Es importante comprender que: «el daño resultante infligido a la víctima no es definitorio en sí mismo del acto violento. Al contrario, el acto es violento en sí mismo” la violencia escolar se genera en el contexto de las relaciones propias de la comunidad educativa y en el ejercicio de los roles de quienes la conforman: padres, alumnos, docentes, directivos. Este tipo de violencia es el producto de mecanismos institucionales que constituyen prácticas violentas y/o acentúan situaciones de violencia social. Esta se manifiesta por medio de acoso, hostigamiento, maltrato, las agresiones físicas o amenazas de agresión, los hechos de discriminación, los robos y hurtos en el escenario escolar. Así mismo, el vandalismo, la portación, exhibición o uso de armas blancas o de fuego en escenarios escolares y el acceso, distribución o consumo de drogas (en particular de drogas ilegales) son tipificados como expresiones del conflicto escolar.

En las instituciones educativas existen una serie de factores relacionados con el conflicto escolar. Estos comportamientos, situaciones o actitudes hacen que se generen o pululen estas manifestaciones negativas que influyen en el deterioro de la sana convivencia. Entre ellos están: La inconsistencia por parte de los docentes o directivos, la falta de claridad o arbitrariedad en las reglas o en su aplicación, las operaciones ambiguas o indirectas ante la inconducta (Por ejemplo: utilizar las calificaciones como sanción ante la inconducta), el desacuerdo entre los agentes del sistema escolar en cuanto a la existencia, el contenido o la aplicación de las normas, la falta de respuestas a la inconducta persistente, la irrelevancia de las normas desde el punto de vista de los alumnos, la existencia de relaciones conflictivas entre docentes y directivos, una dirección inactiva o ausente, bajos recursos y tamaño (expresado en la relación número de estudiantes por docente). El conflicto escolar es cuando la violencia se da entre pares de escolares (estudiantes) donde existen condiciones de desequilibrio.

Este hecho recibe el nombre de bullying, términos relacionados con: el acosar, el agredir, el intimidar o el victimizar. Para ampliar el concepto, el bullying designa la situación en la que un estudiante es acosado o victimizado de manera repetitiva con acciones negativas por uno o más compañeros. Este fenómeno se caracteriza por: «una relación de poder asimétrica, un desequilibrio de fuerzas; donde el estudiante expuesto a las acciones negativas tiene dificultad para defenderse, y en cierta medida se siente inerme ante el alumno o los alumnos que lo acosan de manera sistemática durante un periodo de tiempo»

El ‘bullying’ se constituye en una forma negativa de socialización en la que se entabla una relación de víctima – agresor. Esta relación genera comportamientos específicos en los involucrados. De allí que el agredido presente dificultad para reaccionar y refleje algún rasgo en su temperamento o carácter que sea interpretado como señal de vulnerabilidad. La ansiedad, la inseguridad o la tristeza hacen que el victimario perciba a la víctima como un ser incapaz de defenderse. Por otro lado, el victimario expresa el deseo de dominar para satisfacer una necesidad de control que, a su vez, lo cual es una manifestación de situaciones más complejas como problemas familiares o frustraciones. Él ha construido un modelo de agresividad que no le permite resolver asertivamente los conflictos que se le presentan ya que no es consciente del daño generado debido a su incapacidad de colocarse en los pies del otro, carece del principio de alteridad. Frecuentemente, el agresor es apoyado por un grupo y es producto de ambientes muy rígidos o muy permisivos.

Esta forma de violencia se puede presentar de forma directa o indirecta. El acoso directo son los ataques relativamente abiertos a la víctima mientras que el indirecto se hace evidente en el aislamiento social y la exclusión deliberada a la víctima de un grupo. A manera de conclusión, hay que aclarar que el bullying no se produce cuando estudiantes que comparten similares características físicas o psicológicas se enfrentan para solucionar sus dificultades y divergencias, ya sea a través de discusiones o peleas. Estas son solo estrategias que utilizan las personas en igualdad de condiciones físicas y psicológicas para zanjar diferencias y que terminan sin consecuencias al solucionarse el conflicto.

Autora: Liliana Paucarcaja Rojas